viernes, 4 de enero de 2013

Libia Posada: Espacio y cuerpo

Libia Posada, Vademecum, instalación,

Aunque L Posada inició su carrera como pintora, muy rápidamente dio el paso a la instalación. Le pareció el medio más eficiente para cerrar la brecha entre el espectador y la obra, al permitirle envolverlo en una atmósfera, en un ambiente sicológico, emocional y afectivo que la pintura no le permitía y que las ideas que ella quería desarrollar le exigían. La vía que la llevó de lo bidimensional al espacio  fue la exploración de los objetos y materiales de la práctica médica.

Libia Posad, Sala de Examen, instalación


En su trabajo, los lee, los manipula, aprovecha las asociaciones que arrastran a la escena. Así explota estos objetos tanto sensorial como formalmente, los desactiva y los activa en otros sentidos: un cilindro de oxígeno también parece un misil; una camilla es el lugar de las sanaciones pero también podría ser el de la tortura…. Los interroga como artefacto cultural, como prótesis del hombre de la manera en que los concibe Leroi-Gourhan. Explota la tensión interna del objeto, no sólo su carácter funcional sino su simbología, su capacidad de volverse significante de sí mismo, en términos de Baudrillard. Pero estos objetos no son autónomos en su obra: están instalados en un espacio. Y este espacio es posible gracias a la presencia de esos objetos, los cuales en sus interrelaciones lo potencian, lo cargan, lo marcan, lo problematizan.

Libia Posada, Camisa de fuerza, instalación

Con estas tácticas, ha reflexionado sobre la ciencia y la medicina como discursos sociales, autoritarios, excluyentes ante los cuales los individuos desaparecen para convertirse en cifras, medidas, diagnósticos. Además del universo objetual de la medicina, acude también a sus textos, a su lenguaje, a sus rituales, a sus códigos para desnudarlos desde adentro. Mira el cuerpo desde los dos saberes en los que se instala: la medicina y el arte. Pero alude más que a un cuerpo biológico, a uno atravesado por la política, el discurso científico, con unas reflexiones cercanas a las teorías de M Foucault sobre la relación entre la práctica médica y el poder. La enfermedad también es entendida en este sentido no como una simple dolencia física individual, sino como una patología social y colectiva. Este cuerpo, sin embargo, no suele aparecer en la primera parte de su obra (1999-2006): es un cuerpo ausente aunque todo remite a él.
Libia Posada, Máquinas de Curar, instalación, 2002

L Posada inició estos planteamientos en 1998 con “Peligro Biológico” y seguiría desarrollando fuertemente ésta línea hasta el 2006. Sus obras de la década del 2000  más emblemáticas en este sentido son “Máquinas de Curar” (2002), “Terapia Respiratoria Aguda” (2003), “Sala de Rehabilitación” (2003),  “Lección de Anatomía” (2004), “Miembros Inferiores-Desplazamiento”  (2003-2004):
  
El público es absolutamente necesario para la activación de sus objetos, instalaciones e imágenes. Es él quien al ponerse las camisas de fuerza, ingerir las pastillas siquiátricas de dispensadores, aspirar el oxígeno de las pipetas, medirse los brazos como posible candidato a una prótesis en caso de desmembración, termina de completar la propuesta que hace la artista. Es en el cuerpo de ese espectador donde la obra realmente sucede. Ese cuerpo que está siendo modificado por las cirugías estéticas y las minas antipersonales, que está siendo manipulado por las drogas, que está siendo vulnerado por un poder que lo incluye o lo excluye, que lo normatiza, lo controla, lo clasifica, lo terapeutiza, lo borra.

Libia Posada, Sala de Rehabilitación, instalción-acción 2003

Un cuerpo que debe desplegarse  en ese espacio que tanto le interesa a L Posada. Un espacio que es físico pero también sicológico, emocional y afectivo. En sus instalaciones el espacio se vacía. El color blanco se apodera de la sala. También el silencio. Pero este grado cero no es posible porque precisamente el espectador, su conciencia, su memoria táctil, olfativa, sensorial, visual no son una tabula rasa. Están cargados. Así pues, aunque exteriormente se da este vacío  no sucede lo mismo al interior del espectador. Éste llena el vacío con esas asociaciones que le permiten esos austeros pero simbólicos objetos que funcionan como detonantes de la memoria individual y colectiva. Cuando la artista cuestiona estos espacios médicos, al tiempo esta cuestionando también los espacios expositivos, en una doble lectura como cuando propone oxigenar los cuerpos pero también el circuito artístico en “Terapia Respiratoria Aguda”.

Libia Posada, Neurografías, 2005


Después de este período que va de “Peligro Biológico” (1999) a “Miembros Inferiores-Desplazamiento” ( 2003-2004), la obra de L Posada abre sus búsquedas y estrategias. Entre el 2005 y el 2006, realiza  “Neurografías”, una serie de dibujos elaborados con gasa quirúrgica, que se asemejan a imágenes diagnósticas de distintas partes del cuerpo como el cerebro, la médula espinal, etc., pero que en otras ocasiones representan armas y objetos corto punzantes. Aunque estos dibujos fueron colgados  en las paredes de La Oficina, en un espacio pequeño la artista pintó la cuadricula en las paredes que ya había hecho en otras instalaciones, colocó mobiliario quirúrgico como mesas y bandejas, y un bombillo y una lámpara hechos también con hilos. Esta pequeña instalación que no era la parte más fuerte de la obra parece cerrar este ciclo o al menos marcar una pausa en este camino, un puente a otros desarrollos.


Libia Posada, Evidencia Clínica, Instalación


En esta nueva búsqueda se abre a otras temáticas más allá del campo estrictamente médico. En sus siguientes obras el cuerpo ya no será una ausencia sino una fuerte presencia. También empieza a interesarse  por la violencia y por temas de de género (Evidencia Clínica 1 y 2), intervención in situ en las nuevos complejos habitacionales de los antiguos habitantes de Moravia).  Y acude a otras técnicas como acciones, intervenciones públicas, fotografía. Los espacios que interroga ahora son más amplios que los estrictamente médicos como la ciudad, lo arquitectónico, los territorios, etc. Sin embargo, a pesar de la ampliación de su espectro, la artista sigue trabajando el lenguaje médico y explorando los recintos exposicionales y el espacio.


Tomado del  capítulo "La instalación en Antioquia en la década del 2000",  publicado en el libro "La instalación en el arte antioqueño (1975-2010)",  Medellín, Universidad de Antioquia, 2011

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